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Meticulosamente encomiable

El diccionario de la RAE recoge más de 93.000 entradas. Un hablante común usa entre 5.000 y 7.000 palabras con regularidad. Estas elecciones dependen del contexto del hablante: su ubicación, su educación, su interlocutor o la situación. Tenemos la posibilidad de escoger entre esas 93.000 palabras (y otras van incorporándose a nuestra habla, que incluso podemos inventar a nuestro antojo puntualmente). Sin embargo, esta riqueza de nuestro idioma (y de otras muchas lenguas del mundo) está en jaque debido al mal uso de la Inteligencia Artificial (IA).

 

Adrian Gray es un bibliotecario escocés que ha analizado cinco millones de estudios científicos escritos en inglés. Su observación ha detectado un aumento del uso de ciertas palabras: meticulosamente (un 137% más), intrincado (117%), encomiable (83%) o meticuloso (59%). De los 5 millones de papers analizados por Gray, 60.000 (más del 1%) se redactaron total o parcialmente con IA (principalmente ChatGPT, que se lanzó a finales de 2022).

 

El uso ponderado de estos términos por parte de las IAs va en detrimento de otras palabras que aportan riqueza, variedad y matices a los textos. Será priorizada por otros investigadores a la hora de redactar, ya que asumirán que pertenecen a aquel léxico propio del lenguaje científico. Y, además, volverá a aparecer en más estudios científicos, ya que esos textos retroalimentan las herramientas de IA.

 

¿Qué ocurrirá cuando todo sea meticulosamente encomiable?

 

Beneficios de la redacción natural

 

Escribir como un ser humano sigue siendo el sueño de las IA. Sin embargo, casos como el uso artificialmente excesivo de algunas palabras hacen saltar las alarmas. Hablamos de la escritura humana, con sus ritmos, inflexiones y decisiones muy personales. Los humanos, a un nivel inconsciente, conectamos más con textos escritos por humanos todavía. La naturalidad, proximidad o lo inesperado establecen un vínculo emocional con la audiencia. Los recursos que entretienen, intrigan o recompensan a los lectores consiguen engancharlos.

 

En un contexto de feroz competencia en la red, esto se traduce en una mejora de las métricas de tráfico de calidad: un texto agradable y fácil de leer reduce la tasa de rebote y aumenta el tiempo en página.

 

Y no sólo eso: una redacción natural, potenciando el uso de sinónimos y términos relacionados también impulsa el SEO.

 

Un nuevo invitado a la fiesta: ChatGPT Search

 

Pero… ¿y qué sucederá con la llegada de ChatGPT Search? Cierto es que la irrupción de buscadores de IA imprimen aires de cambio a las estrategias hasta ahora empleadas. Sin embargo, parece reforzar algo que siempre ha sido evidente: la necesidad de contenido original, de calidad, relevante, útil, coherente, accesible y de referencia para ser citado en las respuestas a la búsquedas de ChatGPT Search. Para construir respuestas naturales, ChatGPT Search necesitará una redacción natural, esquivando aquellos textos que no aporten valor a las audiencias, en contenido pero también en forma. Conocer qué hay detrás de cada búsqueda, qué motiva cada interrogación de la audiencia o los resortes emocionales de nuestras inquietudes, nos capacita para ofrecer las respuestas que un humano esperaría encontrar: respuestas humanas para preguntas humanas.

 

La capacidad expresiva de la redacción natural, su variabilidad y riqueza supone una ventaja frente a aquellos generadores de contenidos que delegan en IA. Modula y da vida a una marca, dibujando la diferencia frente a sus competidores. Y finalmente, enciende un vínculo emocional entre la marca y la audiencia: no hay nada más gratificante que leer lo que a uno le interesa de verdad escrito con empatía en la jungla de Internet.