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Cómo leer más te convierte en mejor storyteller

Últimamente todos peleamos por captar la atención de las personas y saber contar buenas historias ya no es solo un talento deseable: es una necesidad. Aunque existen miles de cursos de storytelling, a veces la clave para mejorar no está en un nuevo taller, sino en algo mucho más sencillo (y placentero): leer más libros.

Las marcas que destacan hoy no son necesariamente las que gritan más fuerte. Son las que cuentan mejores historias. Historias que conectan, que emocionan, que provocan una respuesta. Y la habilidad para construirlas no surge de la nada: se cultiva poco a poco y una de las formas más efectivas de hacerlo es a través de la lectura.

Cuando leemos una novela, del género que sea, no solo seguimos una trama: habitamos otras vidas. Entendemos perspectivas ajenas, sentimos emociones que no son las nuestras y viajamos a lugares que nunca hemos pisado ni imaginado. Esa capacidad de ponernos en la piel de otros -empatía- es la misma habilidad que
usamos cuando pensamos en cómo una marca debe hablarle a su audiencia. Porque antes de escribir una campaña, primero tenemos que entender a quién le hablamos.

No se trata solo de leer mucho, sino de leer correctamente. La lectura activa, esa que subraya, que reflexiona, que se detiene en un diálogo o en una imagen poderosa y agudiza nuestro ojo para detectar los pequeños detalles que marcan la diferencia. Y esos detalles son el alma de cualquier buena historia, ya sea una novela de fantasía o un post en Instagram.

Incorporar la lectura como una herramienta profesional no significa leer únicamente libros de marketing o branding (aunque tampoco viene mal). Significa nutrirnos de buenas historias; a veces un relato de ciencia ficción puede enseñarnos más sobre innovación que un manual técnico.

En resumen, leer más nos hace mejores storytellers porque nos vuelve más empáticos, más observadores, más creativos y más conscientes de cómo funcionan las emociones humanas. Y eso, en un mundo saturado de mensajes y estímulos, es un superpoder.

Así que la próxima vez que sientas que necesitas inspiración para tu próximo proyecto, en vez de abrir mil pestañas en el navegador… tal vez lo mejor sea abrir un buen libro.